Los rebotes son uno de los términos más usados cuando hablamos de trading. Y cuando hacemos el análisis de gráficos mientras decidimos si compramos o no una acción.
Para contextualizar el texto, piensa que lanzas un balón desde una distancia superior. ¿Qué ocurre cuando llega al suelo? Rebota, ¿verdad? Lo hace por el mismo efecto de la caída. Lo mismo puede pasar con el precio de las acciones. Por eso, es común usar esta palabra cuando hablamos de inversiones o finanzas.
Técnicamente, un rebote ocurre cuando el precio de una acción se recupera tras haber registrado un descenso. Algunos dirían que ocurre cuando el precio de una acción se recupera tras un comportamiento “negativo”, porque concretamente había descendido.
El rebote, entonces, se da cuanto el precio de una acción sube después de estar abajo. Y, en finanzas, cuando algún indicador se mueve hacia arriba tras un periodo de recesión, de escaso o nulo crecimiento económico.
En la bolsa de valores, un rebote indica que el precio de una acción sube tras haber caído. Pero también demuestra que las emociones pueden incidir en los precios de las acciones.
Identificar rebotes es sencillo, revisando los gráficos es muy fácil. Basta con que determines el soporte, o el nivel más bajo al que ha caído el precio de una acción. Y el momento exacto en que ese precio empieza a subir.
Lo importante es que sepas lo que puede estar pasando detrás de ese fenómeno. Porque recuerda que en la Bolsa de Valores nada ocurre porque sí. Sino que se refleja lo que está ocurriendo en el mercado, la empresa o el país donde realizas la transacción.
Por ejemplo, puede haber olas de miedo que lleven a los inversionistas a vender sus acciones. En ese caso, seguramente, los precios bajarán. Pero si luego ocurre algo positivo con la empresa a la que corresponden esas acciones, los inversionistas querrán comprar.
Incluso, los inversionistas querrán comprar solo porque el precio está bajo. Es decir que aprovecharán la prebenda mientras se pueda. Y eso, paralelamente, hará que el precio ya no pueda bajar más y suba.
Entonces, cuando el precio ya no pueda bajar más, se producirá un rebote. Porque al aumentar la demanda de acciones, aumentará su precio. Y es en ese momento en que verás que el precio de la acción se dispara hacia arriba.
El rebote se puede dar porque ocurre algo positivo con la compañía en la que estás invirtiendo. Sin embargo, comúnmente, los rebotes corresponden a algo más emocional. Es decir, a la reacción de los inversionistas frente a una caída de precios.
Ahora, hay que tener en cuenta que la situación de la empresa sí puede llegar a influir en un rebote o en una caída de precios. Porque las acciones no solo responden a lo que se cree que pasa con las empresas. Sino a lo que de verdad ocurre con ellas.
Por eso decimos que los rebotes son un fenómeno natural que ocurre en la Bolsa de Valores. O en cualquier economía. Son la señal que nos advierte del “peligro”, pero también la señal de recuperación.
Por lo anterior, los rebotes son una parte fundamental de tu estrategia de inversión. Y una de las primeras señales del mercado que debes aprender a identificar. Básicamente, porque pueden ser esa señal que te indique cuándo comprar o cuándo vender.
Por ejemplo, si ves que hubo un rebote, puedes adquirir acciones en ese momento. Porque las acciones están a un menor valor que antes. Y, si es lo que quieres, puedes venderlas luego cuando el precio haya aumentado.
Por otro lado, observar rebotes sucesivos y, por decirlo de alguna manera, poco sorprendentes, te puede indicar algo más. Te puede decir que no hay mayores variaciones en los precios. Y, como consecuencia, que tal vez es mejor esperar a que haya movimientos que puedan reportarte mayores beneficios.
Adicionalmente, aprovechar o no un rebote puede traerte ganancias, pero también pérdidas. Porque es posible que el precio de una acción no se recupere al mismo nivel en el que estaba antes.
La buena noticia es que lo que ocurre en la Bolsa de Valores es cíclico. Y puedes invertir todos los días. Cada día es una nueva oportunidad. Así que debes tenerlo en cuenta para no tomar decisiones apresuradas, pero sí sacar lo mejor para ti de un rebote.